Yo, robot

(Creado por Ángela Vidal en su blog Cinco sentidos)

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Esta película dirigida por Alex Proyas , muestra una sociedad futurista totalmente robotizada donde los robots viven por y para hacer la vida de los seres humanos más fácil y práctica. El problema es que un día todo cambia, y las maquinas se enfrentan a los humanos incumpliendo por tanto las tres leyes de la robótica (Isaac Asimov). El detective Spooner (Will Smith) empieza una investigación para averiguar cuál es el motivo por el que los robots están comportándose de este modo y va encontrando respuestas que le llevarán a la solución.

La película ficcionaliza una serie de elementos del presente y mediante ellos habla de ese futuro borroso pero relativamente cercano (Chicago 2035). Surgen cuestiones tales como el hecho de que los avances tecnológicos puedan poner en peligro a los seres humanos y hagan que desaparezcan tradiciones culturales y artísticas. Se plantea también el problema de la destrucción de la naturaleza por parte del ser humano.

Se realiza una clara integración entre la máquina y el hombre. El detective tiene un brazo electrónico que lo convierte en mitad máquina, mientras que Sonny (el robot) muestra sentimientos, tiene sueños y emociones; de ahí a que nos planteemos  dónde queda la esencia de lo humano. Los robots tienen alma y pueden llegar a evolucionar, es lo que denomina el creador de los mismos (Alfred J. Lanning) como “los fantasmas de las máquinas” y es lo que claramente sucede con VIKI, el sistema central que lo controla todo.

Desde mi punto de vista, la idea más importante de la película es la revolución que inician los robots en contra del ser humano pero guiados a la vez por  VIKI ese sistema central que los dirige, por tanto, podemos entenderlo por una parte, como un guía que les marca el camino que deben seguir para conseguir su objetivo o por otra parte, como un sistema que controla al resto para conseguir su fin. Finalmente, se plantea la cuestión de la libertad; los robots pueden elegir el camino que deben seguir sin que nadie decida por ellos.

(Creado por Ángela Vidal en su blog Cinco sentidos)