Inteligencia Artificial: ¿hasta dónde llegar?

(Publicado por Maria Pastor en su blog No hay tiempo que perder)

Inteligencia artificial es una película que trata de David, un niño robot que es creado con un simulador de emociones.

El film presenta diversos problemas actuales: ¿realmente David puede llegar a sentir como un niño humano?, ¿o solo es un objeto tecnológico de última generación? La película también hace una reflexión de lo que es capaz la ambición humana, ya que tecnología sí, pero, ¿es ético llevarla a estos extremos como son la clonación, la robótica…?

Un ejemplo de esa ambición humana se ve claramente en el comienzo del film con la explicación del profesor Hobby, puesto que aunque ya existían robots no se conforman, sino que quieren perfeccionarlos hasta el punto de crear a un niño-robot aparentemente real que es capaz de amar.

Este niño-robot llamado David, es entregado a un matrimonio cuyo hijo está en coma. Cuando Henry lleva a casa a David, en un principio es la mujer, Mónica, quien siente rechazo hacia el niño-robot, ya que ella siente que le han enviado un “sustituto” para su hijo; no obstante, esto cambiará en poco tiempo.

Como se puede ver en el vídeo al principio David carece de emociones, se nota claramente que no es real, no es consciente de lo que sucede. En un principio se observa como a Mónica la presencia de David le resulta incómoda, ya que el niño la sigue a todas partes. Poco a poco Mónica le empieza a tomar cariño y por ello decide activarlo para que desarrolle la conciencia y los sentimientos.

Cuando David es activado llama a Mónica “mami”, por lo que se queda perpleja; David cree realmente que es su mamá, cree que es real.

Aquí es cuando aparece el conflicto, ya que antes era un simple objeto sin sentimientos, pero ahora siente, como resultado aparecen dos posturas contrarias. Por un lado, tenemos la postura de Henry al que no le hace gracia, ya que cree que al igual que puede amar podrá odiar, por ello convence a su mujer para lo abandone. Por otro lado, está la postura de Mónica que empieza a sentir efecto hacia él, ella lo cuida, actúa como una madre.

Con la vuelta de Martin, el hijo de Henry y Mónica, todo empeora, ya que hay rivalidad entre ellos, y Martin le dice que le corte un rizo a su madre cuando esté durmiendo, así ella lo querrá. Martin acaba convenciendo a David para que lo haga, y cuando está en la habitación lo ven, es entonces cuando Henry le dice que es peligroso para Martin y para ella, y que se tienen que deshacer de David.

Mónica intenta persuadirlo para que se quede, pero acaba accediendo.

Es entonces cuando ocurre una de las escenas más tristes de la película. Mónica decide no devolverlo al laboratorio porque no quiere que lo destruyan, decide que la mejor opción es dejarlo en el bosque para esconderlo como un meca no registrado.

Mónica realmente teme por él, por ello advierte a David que huya de la Feria de la Carne.

David es consciente de lo que ocurre, por lo que intenta por todos los medios que no lo abandone, intenta que su madre cambie de opinión, aunque los intentos son en vano. David desea convertirse en un niño real para poder volver junto a su mamá, esto le llevará a buscar al Hada Azul, para que lo convierta en humano al igual que hizo con Pinocho.

En la película también aparecen otro tipo de robots como Gigoló Joe creado para satisfacer las necesidades femeninas. Joe se diferencia claramente de David, ya que Joe tiene unas capacidades limitadas de aprendizaje; tiene una función sexual.

David y Joe se encuentran en la Feria de la Carne, más adelante comentaremos en que consiste, de la que consiguen escapar. Ambos buscan un lugar en la sociedad que los creó, aunque no lo logran; ellos son esclavos de la humanidad, han sido creados para satisfacer las necesidades humanas, no pueden formar parte de ella como otro ser humano.

Esto se ve en la Feria de la Carne que es un evento anti mechas en el que se destruyen a los robots delante de una gran multitud.

Se desprecia a los mechas por ser diferentes de los humanos, esto recuerda al genocidio. No obstante, cuando intentan destruir a David, aunque uno de los organizadores del evento intenta convencer a la multitud que es nocivo, que ha sido creado para sustituir a sus hijos, pero la gente es incapaz de tratarlo como al resto de robots que han sido destruidos, ya que David parece un niño tan real, además, él suplica que no lo maten, realmente teme ser destruido.

Cuando consigue escaparse, junto a Joe, David va en busca del Hada Azul, a la que encuentra en las profundidades del mar, en un antiguo parque de atracciones sumergido. En su deseo de convertirse en humano, David ruega al Hada Azul una y otra vez que lo convierta en un niño real, es aquí donde se percata de la inocencia de David, como si se tratase de cualquier otro niño que cree que existen personajes ficticios.

Pasan dos mil años, David congelado sigue frente al Hada Azul, en ese momento es encontrado por unos mechas muy avanzados de aspecto alienígena. Estos muy interesados en la humanidad extinguida reviven a David y a través de unos mecanismos muy avanzados consiguen extraerle toda la información de la vida de David.

De este modo, a partir de sus recuerdos recrean al Hada Azul para que le comunique que no puede convertirlo en humano. David pide que vuelva su madre con la que recrean a Mónica del ADN del rizo que le cortó David.

Pero hay un problema, el clon solo puede vivir un día, cuando llega la noche y se acuesta entra en un profundo sueño del que no puede volverse a despertar. David consigue pasar el mejor día de su vida junto a su mamá, solo él y ella, sin nadie más. Cuando llega la noche Mónica se duerme, y David cierra los ojos junto a ella.

Esto nos lleva a distintas preocupaciones: ¿llegará un momento en que puedan clonarnos? Esto está relacionado con la idea de la muerte, a la que todos tememos. En la película vemos como David le pregunta a Mónica cuando se va a morir, él teme que se muera, teme quedarse solo; no obstante por la muerte de un ser querido no hay que llegar al extremo de aceptar la clonación.

(Publicado por Maria Pastor en su blog No hay tiempo que perder)

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